La privacidad será siempre importante, el anonimato no


Había una vez un mundo donde nuestras vidas eran un misterio, donde la discreción era un valor preciado y donde un extraño no podía saber tu ubicación exacta o los detalles más íntimos de tu existencia con solo un clic. Sin embargo, en la era digital, nuestra privacidad se ha vuelto un bien escaso y valioso. Las nuevas tecnologías nos exigen compartir datos personales, a menudo más de lo que quisiéramos. En este mundo conectado, la protección de nuestra información personal se ha convertido en un desafío apremiante.

Las nuevas tecnologías nos han llevado a un lugar en el que datos que alguna vez fueron privados y personales, como nuestra geolocalización [user agent] o incluso nuestro número de teléfono, a menudo se convierten en requisitos obligatorios para el uso de servicios en línea. Esta necesidad aparente de entregar nuestra información personal plantea preguntas importantes sobre hasta dónde estamos dispuestos a llegar en nombre de la conveniencia y la conectividad.

Pero, aquí está la paradoja: mientras que la privacidad sigue siendo un derecho fundamental, el anonimato absoluto es un lujo que rara vez podemos permitirnos en la era digital.

Los sistemas operativos y las aplicaciones están cada vez más conscientes de esta realidad y ofrecen a los usuarios herramientas para equilibrar la necesidad de compartir datos con el deseo de mantener un cierto grado de anonimato.

Tomemos, por ejemplo, la geolocalización. En el pasado, compartir nuestra ubicación exacta podría haber sido impensable. Sin embargo, en la actualidad, nuestros teléfonos inteligentes nos permiten compartir nuestra ubicación precisa solo con las personas en quienes confiamos. Esto puede ser una herramienta valiosa para mantenernos seguros, pero también plantea cuestiones de privacidad.

Los sistemas operativos modernos ofrecen controles más avanzados sobre lo que compartimos. Puedes optar por compartir tu ubicación aproximada en lugar de la precisa, lo que protege tu privacidad sin comprometer la funcionalidad de las aplicaciones que utilizas. Del mismo modo, los user agents, esos pequeños fragmentos de información que tu navegador comparte con los sitios web, pueden configurarse para proporcionar solo la información necesaria, sin exponer datos personales innecesarios.

Entonces, ¿cómo podemos ser los dueños de nuestros datos y proteger nuestra privacidad en este mundo conectado? Aprovecha las herramientas de privacidad que ofrecen los sistemas operativos y aplicaciones. Aprende a configurar tus preferencias y asegúrate de que solo compartes datos personales cuando sea necesario.


Biometría en tiempos de internet

Identidad digital

Un ejemplo es BIZUM, que no solo es un método de pago Español que funciona sobre transferencias bancarias, recientemente ha lanzado su Identificador Digital, una capacidad que le da el ser un método de pago que nace dentro del procesador de pagos Español Redsys lo que le da acceso a datos bancarios, transacciones inmediatas así como al índice de tarjetas emitidas por las entidades bancarias asociadas a este servicio. Básicamente es un oauth, permite al usuario registrarse en un servicio online el cual se favorece al saber perfectamente que ese usuario es real permitiendo reducir el riesgo de fraude por parte del cliente.


Chip dispositivo

Ya lo expuse en la pregunta que hice a al panel sobre Identidad digital que realicé en el pasado Payments & ID Congress.

Lo que sucede es que estamos dejando a los fabricantes del chip el control de nuestra identidad digital, aunque dicen que esta no sale del chip del dispositivo existen iniciativas como Knox de Samsung o Alipay Biometrics los cuales pretenden guardar Los datos biométricos de sus usuarios en la nube.

Propiedad biométrica en el chip


En la era digital, la privacidad y la seguridad de nuestros datos personales son más críticas que nunca. Imagina si pudieras convertir tus datos biométricos en una obra de arte, única e irrepetible, que solo tú pudieras descifrar. Al igual que una firma personal tallada a mano en la estructura de un microchip, la imagen muestra cómo la tecnología podría permitirnos personalizar físicamente nuestros propios dispositivos de seguridad biométrica. Este acto de tallar una firma única en un chip podría ser el futuro de la autenticación personal: un sistema de encriptación que utiliza las modificaciones físicas hechas por el usuario. Esta singular huella no solo garantiza que los datos biométricos sean inaccesibles para cualquiera, incluido el fabricante, sino que también representa el poder de la individualidad en la tecnología. En un mundo donde la privacidad es fundamental y el anonimato es un lujo, cada trazo que protege nuestros datos es una declaración de nuestra soberanía digital.


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